“Somos Ingenieras y ahora hay que ser consciente del poder que tenemos” – Entrevista con María Inés Fernández

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Tras la campaña de comunicación global para lograr una moción de censura a Josep Maria Bartomeu, ex presidente del Barcelona FC, participó activamente una ingeniera UC, socia e hincha del Club: María Inés Fernández. Ella, junto a un reducido grupo de socios, armaron un plan para conseguir las 15 mil firmas que se necesitaban para cambiar a la administración del Barça.
Desde chica, a María Inés siempre le gustó el fútbol. Pero, por alguna razón, llegó a querer al Barcelona FC en particular. Hace 15 años atrás se hizo socia del club, lo que implica tener una parte de la propiedad pero, más importante aún, tomar un compromiso mayor como estar pendiente de las gestiones y asuntos económicos. Esto, en paralelo a su trabajo con foco en transformación digital.
 
Ella cuenta que se venían arrastrando hace años problemas administrativos, legales y económicos, generando una deuda de más de 1.500 millones de euros a pesar de ser el club más grande del mundo, reconociendo que “todo lo que ocurre dentro del club a nivel administrativo siempre ha sido noticia a nivel mundial”.
 
¿Qué te motivó a ser parte de la campaña y cómo fueron los inicios de ésta?
El club estaba prácticamente en la quiebra y era una necesidad urgente sacar a la administración. Pero para lograr una moción de censura se necesitaban más de 15 mil firmas físicas.
 
Un par de amigos me contactaron en mayo de 2020 para desarrollar la idea de remover a la junta directiva, la que finalmente se convirtió en un proyecto con fechas, pasos y ruta crítica para llevar a la gente a firmar y decidir si la administración se iba o se quedaba.
 
Sabiendo los problemas en la administración ¿No se intentó cambiarla antes?
Hubo algunos intentos antes pero sin éxito. A modo de contexto, el club es muy reacio a los cambios. Más del 80% son hombres, mayores de 50 años, de una cultura muy tradicional, que no ve con buenos ojos la movilización social. El prototipo de socio que teníamos que convocar es una persona que se informa a través de medios tradicionales y hacer campaña en estos medios era complejo, porque responden a intereses de ciertos grupos de poder. Mientras el club se seguía endeudando, los socios recibían otro tipo de información.
 
Parte de este proyecto era pensar cómo hacerlo diferente para tener las 15 mil firmas que se necesitaban en un plazo de apenas 15 días..
 
¿Qué particularidades hicieron que fuera complejo el recolectar todas estas firmas?
Como la votación debía ser presencial, se organizaron 250 puntos de recogidas de firmas en España y 30 puntos en el resto del mundo. Por ejemplo, en Italia unos socios se movieron por todas partes para juntar firmas de personas. Otro socio que vivía en Suiza juntó alrededor de 30 firmas en su ciudad. Y para los socios de Santiago, las junté yo en el lobby del edificio donde vivo.
 
En tiempos “normales”, una campaña de recolección de firmas es más fácil porque es posible recolectarlas en las afueras del estadio. Pero en pandemia no había partido con público y era urgente sacar a la administración.
 
¿De qué manera plantean la campaña para obtener los resultados esperados y que, finalmente, lograron el objetivo de que saliera Bartomeu?
La estrategia de comunicaciones estaba fuertemente apalancada en redes sociales, sobre todo en Twitter. Antes de hacer el llamado a la recolección de firmas, creamos un movimiento mundial para que se visualizara la situación crítica en la que estaba el club.
 
De a poco empezamos a crecer hasta llegar a ser trending topic en España por cuatro días durante la campaña. Luego del boom, mantuvimos una estrategia de comunicación con mensajes cortos, sencillos y al hueso pero no ofensivos, pensando en el público objetivo.

Cuando abrimos el período para recolectar las firmas, la estrategia era actuar rápido, por ejemplo, contestando las dudas que tenían los socios. Generamos expectativa al comunicar resultados parciales de firmas recogidas, y ello fue obligando un poco a los medios tradicionales a dar cobertura, y la usamos a nuestro favor.

En los tres últimos días de campaña nos hicieron una nota en el canal principal de Catalunya y en los principales medios deportivos, lo que impulsó el conseguir el récord de más de 20.000 firmas.

Finalmente Bartomeu dimitió. ¿Cómo terminó la campaña?

Luego de la recogida de firmas, la presión fue cada vez mayor para la directiva. No alcanzaron a convocar la votación final por miedo a perderla, así que en octubre terminaron renunciando. Paralelo a esto hay un proceso de judicial abierto por corrupción en España contra el ex presidente, del que con mi grupo formamos parte acusatoria. Así, hemos estado pendientes preparando declaraciones y, sobre todo, comunicando lo que encontramos del proceso a los socios e hinchas.

El mundo del fútbol es muy mayoritariamente masculino. ¿Cómo sientes que lograste irrumpir con la mirada femenina en esta campaña?

Personalmente me pasa que como Ingeniera estamos tan acostumbradas a ser de las menos, o la única mujer, que no me lo cuestioné. Y, en este caso, no sólo era mujer sino que además era la única de otra cultura distinta a la catalana.

Yo creo que lo que me ayudó es la capacidad que tenemos las mujeres de mirar en varias dimensiones. Mirar lo micro, desde más arriba y como esto contribuye al objetivo final. Yo veía en mis compañeros que querían publicar mensajes muy agresivos y mi rol fue moderarlos un poco, entendiendo cómo pensaba este público objetivo.

Por otra parte, ir y hacer las cosas, actuar y accionar. Reconocer y respetar a nuestra audiencia sin juzgar.

¿Crees que en Europa hay menos sesgos de género que en Chile?

Vi varias conductas que reflejan la existencia de sesgos, pero al revés de Chile, allá es menos evidente. A veces te incluyen por ser mujer para quedar bien pero yo quería desmarcarme de eso.

Pasaba que varias personas del movimiento trataban de empujar una idea, haciéndote creer que es mejor para ti, cuando en realidad no tenía mucho sentido. Siento que buscaban imponer una posición pero muy sutilmente.

¿Qué destacarías de haber sido parte de esta experiencia siendo mujer y extranjera?

Una de las cosas que podría destacar es que las mujeres deberíamos dejar de sentirnos culpables, mal o que te duela la guata porque sabes más de algo que un hombre. Hay que sacarse de encima esa idea que tenemos que pedir permiso para una opinión o pedir perdón porque sabemos más que otro. Somos las únicas que podemos sacarnos ese estereotipo porque nadie lo va a hacer, ni las leyes, ni las cuotas.

Somos Ingenieras y ahora hay que ser consciente del poder que tenemos.