Ingenieros en el Mundo, Daniela Raynor

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Head of Catastrophe Management for Latin America en AON | Estados Unidos Generación 2000

Cuando Daniela Raynor egresó de Ingeniería el año 2006, comenzó a estudiar inglés. Luego de un tiempo, decidió viajar a Estados Unidos para pasar un tiempo con unos familiares y aprovechar de practicar el idioma. Sin embargo, en ese viaje conoció a quien actualmente es su marido. Dos años después, se fue a vivir a Nueva York de forma permanente para formar su familia.

En ese entonces, el país del norte estaba pasando una profunda crisis financiera y ella, con poca experiencia laboral anterior, optó por comenzar su carrera profesional en algo muy básico: Servicio al cliente de AON, empresa de servicios financieros en la que ya lleva casi 10 años. Al poco andar, Daniela dio los exámenes para trabajar como Actuaria y así dedicarse a hacer estudios estadísticos. Desde ese momento su carrera fue en ascenso.

¿Cómo fueron tus primeros años viviendo en Estados Unidos?

Viví casi 6 años en Nueva York aunque realmente nunca me gustó mucho la ciudad. Al principio obviamente uno se encanta con la cultura, ver tanta gente distinta, es una ciudad rápida, las personas son metódicas y eficientes. Pero cuando ya tienes hijos cambia la situación.

¿En qué sentido cambió?

En Estados Unidos, cuando ya tienes familia sueles vivir en las afueras de la ciudad, porque ahí están los barrios más familiares. Yo trabajaba en el distrito financiero y vivíamos en Long Island. Un día, mi hija tuvo una emergencia y tardé una hora y media en llegar. Ahí sentí que mi familia era super importante en esta etapa, sobre todo porque yo trabajaba fulltime. Así que, a finales de 2014, decidimos movernos a Chile ya que tuve la

posibilidad de conseguir un puesto en mi empresa pero trabajando en Santiago.

¿Cuánto tiempo estuviste en Chile? Porque hoy estás de regreso en EEUU pero en otra ciudad.

Estuve 2 años, pero reportando a la oficina de Miami que es de donde se maneja Latinoamérica. Así como yo no estaba cómoda en NYC, mi marido, que no habla mucho español, tampoco estaba tan cómodo en Chile porque el estilo de vida es muy distinto a lo que estaba acostumbrado.

Entonces, ¿cómo fue que decidieron emigrar nuevamente?

Se abrió una posición en Miami y me la ofrecieron. Pero no era tan fácil para mí la decisión de volver porque ya había armado los lazos que buscaba. Lo pensamos juntos y le dimos una oportunidad a esta nueva ciudad como una suerte de punto medio. Por una parte, estamos en Estados Unidos que es el país de origen de mi marido, pero por otro lado, como es tan latino sentí que yo encajaba mejor que en NYC. Todo esto ha sido mucho de

probar y ver si resulta.

¿Resultó esta vez?

Justo sucedió que antes de instalarnos en Santiago, estuvimos dos meses en la oficina de Miami para hacer la transición al nuevo rol y nos gustó la experiencia. Vivimos en un lugar tranquilo y la vida acá es muy familiar. Además, es un destino que visitan muchos familiares y amigos, entonces los veo más seguido y aprovechamos de armar panoramas cuando vienen.

¿Cómo sientes que ser Ingeniera UC te ha ayudado en esta carrera internacional?

La Universidad es muy exigente y te acostumbras a ese standard. Como estudiante tenía que hacer las cosas bien, ser metódica, esforzada y tener una actitud profesional. La Universidad te ayuda con eso estableciendo plazos.

¿Qué tal ha sido la experiencia de trabajar en una empresa fuera de Chile?

En Chile no estuve mucho tiempo trabajando, pero una diferencia que noto es que acá las empresas tienen mucha apertura a la hora de contratar personas. Cuando muestras tu CV, los reclutadores y la gente con la que te entrevistas no va a conocer la UC. Ellos buscan diversidad y les importa más el trabajo que has hecho. En cambio en Chile, preguntan cosas más enfocadas en lo personal, dónde vives, de qué Universidad eres y buscan

profesionales con ciertas similitudes.

¿Te proyectas seguir viviendo en Estados Unidos a largo plazo?

Por ahora nos quedaremos acá. Hoy en día hay mucha incertidumbre en el mundo y nosotros estamos bien. Por otra parte, mi hija tiene compañeros y amigos de todas partes del mundo, lo que le permite tener una apertura de mente increíble.