Patricia Eliana Legües Slavich: 50 años de egresada que han estado marcados por el éxito y las amistades

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Tras 50 años de egresada de nuestra escuela, Patricia Eliana Legües Slavich, comparte con nosotros su recorrido, sus desafíos y sus logros, brindando una perspectiva única desde la experiencia de haber sido la única mujer egresada en su generación, sumado a los cambios que vivía no solo el país en ese minuto, sino que también, la educación superior.

Una Época de Cambios y Desafíos 

“Yo estuve en la Escuela en un período bien complejo y de mucho cambio”. Entrar en el año 1967 marcó su llegada en medio de una huelga de estudiantes  que relegó a un segundo plano a los curas de la universidad, un evento que simbolizó un momento crucial en la historia de la institución. “Yo era un pajarito”, recuerda con nostalgia sobre su llegada desde Punta Arenas, en medio de toda la crisis que vivía el país en aquel entonces.  

Uno de los aspectos que más destaca Patricia de esta época, fue el cambio en el nombre de la universidad. “Mi título de grado dice ‘Universidad Católica de Chile’ sin el ‘Pontificia'”, revela Patricia, haciendo referencia al momento de transformación en la institución, donde los curas perdieron un espacio dentro de la universidad por un tiempo, lo que llevó a cambios en tanto en el nombre, como en la orientación de su educación. 

El sistema educativo también vivió un cambio trascendental. “Después de este gran movimiento del 11 de agosto”, explica Patricia, “el sistema se transformó completo”. Se logró la participación de los estudiantes, y otras instancias, en la elección de las autoridades de la Universidad y se abrió más la universidad a lo que ocurría en la sociedad. La Universidad Católica dejó de ser un “colegio de curas” para ser una verdadera Universidad. La Pontificia Universidad Católica de Chile fue pionera de una transformación educativa que se extendería a otras instituciones, ya que se adoptó un sistema de créditos y pasó al estudio semestral, dejando atrás el formato anual. 

Rompiendo Barreras de Género en la Ingeniería 

Ser una de las pocas mujeres en la Escuela de Ingeniería en esa época presentó desafíos únicos para Patricia. “Ser mujer en ingeniería, era un tema en esos años”. De los 200 alumnos que ingresaron en su año, solo 8 eran mujeres, y Patricia fue la única de esas 8 en graduarse. Aunque algunas de sus compañeras abandonaron temprano sus estudios por diversas razones, Patricia se mantuvo firme en su determinación de completar su educación en ingeniería. “En definitiva, esa fue mi realidad, yo aprendí a manejarme con los chiquillos y para mí era parte de la vida nomás”, añade con una sonrisa. 

La dinámica en un entorno mayoritariamente masculino no estuvo exenta de desafíos y anécdotas. “Uno se acercaba a un grupo de compañeros y se quedaban callados si estaban diciendo garabatos, ya que no se decían garabatos delante de las niñas”, recuerda Patricia. Si bien esta actitud mostraba una sobreprotección por parte de sus compañeros, también reflejaba las normas de la sociedad de la época.

Algunos profesores no estaban de acuerdo en que las mujeres estudiaran Ingeniería. “En tercer año, un profesor me dijo que con él ninguna mujer había aprobado el curso, obviamente fui la primera mujer en aprobarle el ramo”. Patricia no se dejó intimidar. “para mí siempre esas cosas fueron un desafío”, dice con determinación. Enfrentar la adversidad y desafiar las expectativas se convirtió en una característica distintiva de su carrera. “Otros profesores y mis compañeros, creyeron mucho en mí”, añade, destacando el apoyo y el respeto que ganó a lo largo de los años.

De la Educación a la Transformación del País

Su pasión por la Ingeniería Química la llevó a la Universidad de Santiago, donde se dedicó a la enseñanza e investigación durante más de una década. A pesar de los desafíos en su camino, Patricia nunca perdió su deseo de trabajar en una planta productora. Sin embargo, las barreras y la discriminación de género en el mundo laboral le impidieron cumplir ese sueño. “Escuché frases como: No hay baños para mujeres en la planta – El jefe de Operaciones no acepta mujeres – Vas a tener hijos y vas a dejar el trabajo botado”.

Su compromiso con la educación la llevó a contribuir en la creación del SIMCE, una evaluación educativa que ha tenido un impacto duradero en la educación chilena. “En el año 87 aproximadamente, entré a trabajar en el Ministerio de Educación y ahí tuve una linda experiencia laboral, porque en ese momento creamos el SIMCE y hasta el día de hoy existe”, comparte Patricia, resaltando su papel en la transformación de la educación en Chile.

Además de su trabajo en el ámbito educativo, Patricia incursionó en el mundo de la Empresa, trabajando en finanzas y control de gestión.

Su capacidad para enfrentar desafíos y aprender en entornos diversos la llevó a trabajar en el Ministerio de Economía, donde contribuyó a establecer metas y controles estrictos para los organismos dependientes del ministerio.

Un Mensaje de Empoderamiento para las Nuevas Generaciones

Patricia tiene un mensaje claro y poderoso para las mujeres que buscan seguir sus pasos en la ingeniería. “Hay que tener fortaleza y hay que hacerse la fortaleza”, enfatiza. “Las mujeres que decidimos tener hijos – ella tuvo una hija y un hijo, ambos ingenieros – necesitamos invertir tiempo y energía en esa labor, que es muy gratificante, sin embargo nos retrasa el desarrollo profesional. A pesar de las dificultades, Patricia insta a las mujeres a no compararse con los hombres, sino a desafiarse a sí mismas y alcanzar sus objetivos sin importar las barreras que puedan enfrentar.

“Nosotras las mujeres tenemos que ser capaces de ponernos desafíos y hacer lo que tenemos que hacer y punto”, añade Patricia con pasión. Su experiencia personal demuestra que la determinación y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo. “Hay que hacerse respetar”, agrega, destacando la importancia de establecer límites y exigir el respeto que merecen. Un

Legado de Éxito y Amistad

La contribución de Patricia no se limita a sus logros profesionales; también ha dejado una marca en las vidas de aquellos que la rodean. Nos cuenta una linda anécdota, luego de egresada se hizo parte del grupo “Lagartos”, formado por compañeros egresados de distintas especialidades, quienes se han juntado periódicamente desde su salida de la Escuela. Esta emotiva experiencia, refleja la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo en el camino hacia el éxito.

“Son los lagartos y yo soy la lagartija, porque soy la única mujer. Me dicen la lagartija mayor”, comparte Patricia con cariño. Su papel en este grupo de amigos que va más allá de lo formal, demuestra la camaradería y la amistad que han perdurado a lo largo de los años. Patricia también se ha encargado de documentar estas experiencias a través de fotografías, lo que agrega un toque personal a su legado.

Un Homenaje a 50 Años de Éxito y Amistad

Patricia Eliana Legües Slavich ha dejado una huella indeleble en la Escuela y en la historia de la educación superior del país. Sus logros, su determinación y su espíritu valiente son un testimonio inspirador para las generaciones actuales y futuras de ingenieros y mujeres que buscan sobresalir en un mundo en constante evolución. A medida que celebra sus 50 años de éxito y amistad, Patricia continúa siendo un faro de luz que guía a otros en su búsqueda de desafiar las expectativas y lograr grandes cosas.

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