¿Cómo fue su participación en los inicios de la FIUC?
Había salido de la escuela el año 1950, en esos tiempos teníamos todos los ramos juntos y éramos todos amigos, entonces mirando cómo era en las universidades en el extranjero en que existían asociaciones de ex alumnos, se juntaron varios amigos a participar en los inicios de la FIUC el año 1952.
Tenían la idea de seguir siendo amigos, mantener la unidad, cooperar con los alumnos que tenían menos recursos económicos, juntaban fondos para hacer desayunos y además se formó la escuela nocturna para trabajadores, en las que hacían clases.

¿Cómo fue su experiencia como Presidente de la FIUC?
Me tocó ser Presidente de la FIUC en la UP, lo que fue bien complicado, ya que el gobierno quería intervenir las universidades y hubo una gran oposición de parte de los ingenieros.
El problema mayor es que varios ingenieros se fueron a trabajar fuera, éramos 30 y quedamos sólo 15 en Chile.
En esos tiempos hacíamos un almuerzo a fin de año, en el que además de dar el discurso, me gustaba que todos cantaran el himno de la Universidad. Les poníamos la letra en las mesas y cantábamos a capela. Cantar une a las personas.

¿Cómo fue su experiencia profesional?
Fuera de la ingeniería y la construcción, tuvimos la oportunidad de enfrentar otros desafíos tales como El Parque del Recuerdo, Garden Suites (Residencia de Tercera edad), Teleférico San Cristóbal y otros.
Al ser empresario nos toca enfrentar una vida más agitada y también más creativa.

¿Cómo es su vida hoy?
Estoy viviendo en el campo, me gusta mucho trabajar en el desarrollo de huertos frutales y estar activo, además sigo asesorando a la sociedad familiar continuadora de mis actividades. Tengo 8 hijos, 30 nietos y 30 bisnietos.

¿Qué consejo les daría a los ingenieros hoy?
Lo principal es ser optimista, pensar que Dios nos dio muchas virtudes, aprovechar los dones y el haber podido estudiar ingeniería, con el prestigio que da la Universidad, permitiendo realizar proyectos de vida.
Además, es muy importante tener confianza en sí mismo y pedir el auxilio de Dios cuando es necesario.