Entrevista con Juan Pablo Oyarzún, Co Fundador de C3D

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Juan Pablo Oyarzún, Felipe Bravo y Cristian Reichert se conocieron en la Fórmula i, las competencias de autos eléctricos que se hacían en la Universidad. Forjaron una amistad que los llevó a desarrollar C3D, empresa de Open Innovation que busca ampliar la fabricación de productos en Chile.

Si bien después de la Universidad cada uno siguió por distintos caminos profesionales, la amistad y visión común de desarrollar innovación tecnológica de productos en Chile los llevó a juntarse y crear C3D, empresa que funciona como “el brazo armado” de compañías que hacen innovación pero no tiene el poder de la ejecución.

Por estos días su trabajo se ha concentrado en el desarrollo de Eolite Helmet, un casco que funciona como soporte de ventilación no invasiva para pacientes con COVID-19. con la particularidad de ser completamente hermético, evitando la aerosolización del virus.

¿Qué los llevó a trabajar en este dispositivo?

Estamos super ligados a la Universidad. Tenemos una raíz muy fuerte con ella y nos enorgullece el aporte que hace con distintos proyectos. En esa línea empezamos a mirar cómo ayudar y lo primero que pensamos fue en un ventilador mecánico, pero la verdad es que habían otros grupos avanzados en proyectos de este tipo.

Abandonamos esa idea y empezamos a conversar con médicos y una de las conversaciones apuntó a los “helmets” se ya se usan en Europa y en EEUU, con evidencia positiva en pacientes con COVID-19. Nos pusimos a investigar un poco y trajimos muestras comerciales para poder mirarlo.

¿Pensaron en importarlos?

Empezamos a ver que esto ya no estaba disponible como solución ni siquiera para pensar en emprendimiento para traerlos. Además las unidades que llegaron fueron a costos muy elevados. Así que volcamos nuestra experiencia para hacer un diseño que se pudiera fabricar en Chile a un costo razonable. Cuando llegamos a tener nuestro primer prototipo lo empezamos a probar en enero de este año. Todos los dispositivos que desarrollamos los donamos y el primer caso de éxito de uso fue en el hospital de Quilpué. Lo han probado en mas de 30 pacientes con muy buenos resultados y estamos tratando que otros hospitales los usen.

¿Cuál es la ventaja de incorporar el uso del dispositivo en pacientes con covid-19?

Este dispositivo logra aislar eficazmente el ambiente, evitando la aerosolización del virus. La evidencia es que disminuye entre 20% y 30% de ser intubado por lo que automáticamente se liberan ventiladores mecánicos y camas UCI. Además, se generan otras ventajas con la operación misma del helmet. Por ejemplo, se conecta a la red de gases del mismo hospital.

¿Con qué barreras se han encontrado para que los hospitales instauren su uso?

Lo primero es que no había mucha experiencia clínica en el país para su utilización. La Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, SOCHIMI, desarrolló una guía de uso clínico que tiene publicada en su sitio web .

¿Cuántos dispositivos han desarrollado y se están usando actualmente?

Hoy en día tenemos 50 repartidos en distintos hospitales.

¿Cómo han validado localmente el uso del dispositivo? Por ejemplo, ¿ISP?

Desde el ISP no hay normativa ni regulación. Pero de manera proactiva empezamos a hacer pruebas con Cesmec para poder medir la fuga que tenía el helmet y ver qué tan hermético era. Las pruebas salieron muy bien y hemos mejorado el proceso de fabricación apuntando a una fuga cero.

Estamos tratando de que se introduzca en el mercado y que se le pierda el miedo al uso en el país.

Y si logran introducirlos exitosamente en el mercado, ¿tendrían la capacidad productiva para desarrollarlos?

Calculamos que podríamos producir entre 100 y 200 mensuales dependiendo de cuánto apuro podamos tener. El proceso de fabricación que hicimos es muy escalable y sabemos cómo aumentarla si necesitamos más.

Finalmente terminaron desarrollando un producto nuevo. ¿Cuáles son los planes de avance con el helmet?

Presentamos dos patentes: modelo de utilidad (que considera mejoras vs. lo que hay) y diseño industrial. Clasificamos a un concurso de INAPI y, dentro de ese concurso, nos animamos a contratar abogados para seguir con ese proceso.

Por ahora, lo más crítico es obtener apoyo para la comercialización y distribución, porque cuando lo intentamos no nos fue muy bien.

Más allá de este proyecto específico, ¿con qué otros proyectos están trabajando actualmente?

El equipo de C3D es de 17 personas y vienen de distintas ramas como mecánicos y eléctricos. Trabajamos con varias start ups y otras empresas más consolidadas como Algramo y Crystal Lagoons. Siempre exploramos nuevas ideas y nuevos negocios para ampliar nuestro portafolio de nuevos proyectos.

*Juan Pablo Oyarzún es Ingeniero Civil Mecánico Generación 2000.