Entrevista con Arturo Fuenzalida, Chile Country Officer en Betterfly

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Arturo Fuenzalida trabajó 15 años en la industria aseguradora hasta que decidió hacer una pausa para entender qué quería hacer los próximos años de su vida profesional. Su experiencia lo llevó a emprender en el mundo de los seguros, pero la iniciativa duró apenas tres semanas ya que conoció el proyecto Burn to Give, hoy Betterfly, que lo cautivó y terminó uniéndose al equipo.

Como muchos otros ingenieros, Arturo Fuenzalida siguió un camino profesional tradicional, desarrollándose en la industria de los seguros. Fue parte de dos compañías grandes con mucho crecimiento, participando, por ejemplo, en la definición de la estrategia a nivel global de Zurich, junto a 40 personas de todo el mundo.

Pero después de 15 años, llegó un momento que lo hizo cuestionar cómo quería seguir. Así que se tomó un tiempo para definir sus próximos 15 años de vida profesional.

¿Cómo fue ese período de pensar y analizar lo que querías para el futuro?
Fue un período súper enriquecedor porque tuve muchas conversaciones con gente exitosa, emprendedores y amigos. Aunque no faltaban oportunidades de volver a insertarme en la vida de multinacionales, finalmente decidí emprender con dos socios en el mundo de los seguros.

La industria aseguradora es muy tradicional en su manera de operar entonces existía mucho espacio para la disrupción. El objetivo en ese momento (a fines de 2019) era armar una corredora con harto componente digital y valor agregado, generando cercanía con los clientes.

¿Qué pasó con esa iniciativa?
Probablemente es el emprendimiento más corto de la historia! Comenzamos con Ronny González, otro Ingeniero UC, en noviembre 2019 en un co-work. A las tres semanas de partir me encuentro con Eduardo della Maggiora en el mismo edificio y empezamos a conversar. Nos conocíamos de la U pero por la parte deportiva. Él me cuenta de su mega proyecto Burn to Give, que tenía muchas cosas de lo que nosotros queríamos hacer. Pero esta lógica de “actuar con propósito” nos terminó cautivando y en el mismo mes nos cambiamos.

Cuando te integraste, el modelo de negocios de Burn to Give era bastante distinto a lo que hoy es Betterfly
Vimos una oportunidad tremenda con empresas que fueron creciendo orgánicamente. Había un interés grande en poder estimular el bienestar entre los colaboradores pero, además, tenía un impacto en el engagement. En ese entonces trabajábamos por proyectos ya que los desafíos duraban alrededor de tres meses. Pero luego de un tiempo, empezamos a pensar cómo llevar Burn to Give a la siguiente etapa. Nos encerramos a trabajar, paramos y, luego de 8 meses, salimos con la propuesta de valor que tenemos actualmente.

¿Cómo es el modelo actual?
El modelo es de suscripción, donde a las empresas entregamos una plataforma para estimular el bienestar de los colaboradores y mientras reciben el beneficio propio de mejorar su salud ayudan a otros donando.

Cuando teníamos los desafíos el modelo era 100% escalable a cualquier país. Tuvimos empresas de todo el mundo. Pero al cambiar el enfoque e incorporar la protección financiera, entramos a trabajar en un mercado regulado y la escalabilidad no es tan ágil. Entonces hoy la propuesta completa la tenemos exclusivamente en Chile.

¿Cuál es el beneficio para las empresas de ofrecer a sus empleados Betterfly?
Lo primero es que la suscripción es muy barata y no hay un mínimo de compra. Entonces tenemos como ejemplo a una Heladería del Sur que tiene 3 empleados y puede brindarles el paquete completo de beneficios que son impensados para empresas pequeñas.

Betterfly es la primera plataforma de beneficios de bienestar que convierte los buenos hábitos de las personas en donaciones sociales y un seguro de vida que crece sin costo. Entregamos acceso a herramientas digitales para mejorar el bienestar, engagement y propósito de organizaciones y sus colaboradores.

¿Cómo ha sido la recepción de los colaboradores de las empresas que cuentan con este beneficio?
Para muchos, el poder donar se ha convertido en el motivador que le faltaba para mejorar su salud. Los buenos hábitos se convierten en Better Coins que se pueden trasformar en donaciones para causas sociales que la persona puede elegir en la misma plataforma.

Las empresas no sólo ofrecen este beneficio a sus colaboradores sino que también, en algunos casos, a sus clientes ¿Cómo se diferencian los beneficios?
Betterfly se ha convertido en una opción de relacionamiento con los clientes. Por ejemplo, Caja Los Andes ofrece a sus afiliados algunos de los beneficios disponibles como una manera de acercar la relación cliente-beneficiario, que quizás no existe o es muy transaccional.

Han tenido un crecimiento importante gracias a las rondas de inversiones en las que han participado. ¿Cómo planean su expansión fuera de Chile?
Hace un par de semanas cerramos un acuerdo con Icatú, la aseguradora independiente más grande de Brasil, y hace unos días anunciamos la compra de cinco startups chilenas para acelerar la expansión. Para los próximos 12 meses esperamos ingresar a 7 mercados adicionales dentro de Latinoamérica.

¿Qué características crees que han convertido a Betterfly en una insurtech con tanto interés por invertir en ella?
Han sido apuestas y han sido aprendizajes. Hay varias cosas que conjugan: contexto social, contexto pandemia, contar con herramientas para enganchar con los empleados, atender a los intereses de nuevas generaciones que preguntan cómo estás aportando a la comunidad y probablemente hemos sido capaces de combinar educación en temas de ahorro, inversión, telemedicina y necesidades bien tangibles.

*Arturo Fuenzalida es Ingeniero Civil Industrial, Generación 1998.